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Crónicas de la Justicia

Habla el docente electrocutado: «Estuve semimuerto»

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Este lunes Fernando Tosetti se preparaba para dar su taller de Huerta en la Escuela Especial 516 de Melchor Romero. Cuando quiso correr un mueble, recibió una descarga eléctrica que lo arrojó tres metros. El docente habló en exclusiva para Perycia y se preguntó: «¿Nos tenemos que seguir muriendo para que nos escuchen?». 

                                                         Fernando Tosetti /Foto: Facebook

Pasadas las nueve de la mañana, en la Escuela Especial 516 de Melchor Romero, los gritos desgarradores de un docente paralizaron la rutina. Fernando Tosetti, de 44 años, docente de Huerta y Granja, preparaba las herramientas y limpiaba el salón para su clase. Cuando intentó correr un armario, una descarga eléctrica lo tiró tres metros.

Horas más tarde, mientras estaba internado en el Hospital Italiano, algunos medios informaron una noticia falsa. Desesperados por tener la primicia, lo dieron por muerto. Pero el docente se recuperó y volvió a su casa. Un día después, habló en exclusiva para Perycia. 

«Estoy bien, recuperándome de a poco. Tengo la boca inflamada, las encías me sangran. No pude dormir nada porque estuve bastante tiempo electrocutado y todavía estoy en shock. Me dieron Diclofenac, el brazo derecho lo tengo bastante quemado», dijo, con la voz cansada.

Y agregó: «Me levanté hace un ratito, mareado, para darme una ducha. Ahora pienso seguir durmiendo. Las retinas están inflamadas, veo poco y nada».

Todo sucedió rápidamente. Como todos los lunes, Fernando llegó a la escuela y quiso ordenar un aula para que los chicos empezaran con la clase. «Entonces cuando voy a correr un mueble, tiro la mano derecha por detrás y me la chupó. Sentí toda la electrocución hasta el hombro. Son de esas aulas viejas tipo gallinero con chapones y sin aislante arriba. Quedé pegado, me desesperé, pegué gritos que recuerdo eran tenebrosos. Había un alumno cerca que empezó a correr en círculos. Por suerte no me tocó porque hubiera sido peor».

De inmediato  lo asistieron los médicos de una salita que está cerca del colegio. «Lo primero que sentí fue una convulsión. Después vomité varias veces, llegó el SAME y me derivaron al Hospital Italiano. Estuve con el cuerpo medio bicha bolita, todo entumecido, me ensucié todo el pantalón».

Cuando recuerda los detalles del hecho, Fernando se sigue conmoviendo, como si le hubiera sucedido hace unas horas. «Fui perdiendo el conocimiento. En el Hospital Italiano recién recordé cómo volé por encima de una mesa, cómo la descarga me despidió como tres metros. Todavía tengo varias partes del cuerpo chamuscada, me partí una muela por la tensión. La pasé muy mal».

En el Hospital se acercaron dirigentes gremiales, como Roberto Baradel, y el ministro de Educación provincial lo llamó varias veces. «Nuestro trabajo sigue siendo muy precario, los docentes realmente laburamos en condiciones horribles. La nuestra siquiera podría llamarse una Escuela, es todo dejadez, no nos atienden cuando vamos con los reclamos. Viene pasando hace mucho, nos abandonan, nos afanan. Y los docentes le ponemos el cuerpo, limpiamos, arreglamos los techos, damos la vida, nos vinculamos con las familias de los chicos. Es muy injusto».

A la hora de pensar en las repercusiones, el docente por ahora sólo busca recuperar la calma pero se pregunta qué tiene que seguir pasando para que las aulas estén en condiciones dignas. «Quiero recuperarme bien, que mis alumnos estén tranquilos, y que la Escuela pueda ofrecer mejores condiciones. No puede ser que tengamos un mueble electrificado, que se nos caiga el techo. Me estaba preparando para dar un taller de huerta, íbamos a trabajar afuera del aula porque había sol, a mover la tierra y no llegué ni a pasar lista. Estuve semimuerto. Siento una indignación tremenda, tengo dos hijos y casi no la cuento. No hay que tapar más nada, esto se tiene que resolver ya. ¿O nos tenemos que seguir muriendo para que nos escuchen?».