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Lesa Humanidad

Agua para el pasado

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El 12 de marzo se inundó una parte del Archivo General de la Nación (AGN). Cuatro días antes, mientras su director estaba en un Congreso Internacional luciéndose con metáforas futboleras, había ocurrido una filtración que apenas fue arreglada. Los trabajadores y las trabajadoras hablaron con Perycia y, sin dar sus nombres por temor a represalias, explicaron la importancia de haber salvado expedientes que conservan decretos presidenciales de la dictadura. «Esos documentos son solicitados para tramitar las pensiones de las leyes reparatorias», contó una empleada.  

El Archivo por dentro, después de la inundación. Foto cedida por trabajadores. 

Por Lucrecia Bibini
Publicada: 19/03/19
#24M: Semana de la Memoria

Martes 12 de marzo. Llueve sobre Capital Federal, el agua se filtra por el techo del depósito del Departamento de Documentos Escritos, del Archivo General de la Nación (AGN), y cae encima de las cajas que contienen los expedientes de juzgados del crimen de primera instancia.

Son las ocho de la mañana y los trabajadores y las trabajadores comienzan a llegar al AGN. Uno de ellos ingresa al depósito, observa la situación y sale. Solicita la presencia del Director, Emilio Perina. Pero no aparece. Perina está en su casa y atiende el teléfono con voz de dormido.

Mientras tanto, los trabajadores y las trabajadoras de todas las áreas se organizan, y con el material que les presta un grupo que tiene convenio con la Universidad Nacional de San Martín, trasladan la documentación y secan el espacio. Perina se acerca recién al día siguiente, porque una nota se había replicado en los medios a raíz de un comunicado de ATE junta interna.

Pero una filtración no se hace en un solo día. El AGN, creado en 1821 y que desde 1950 funciona en el edificio que fue sede del Banco Hipotecario Nacional, en Av. Leandro N. Alem 246, está hace tiempo en condiciones deplorables.

El viernes 8 de marzo, cuatro días antes de la inundación, unas empleadas notaron la filtración en el techo y llamaron a mantenimiento, que depende del Ministerio del Interior. Llegaron cerca del cierre, a las 16.30, vieron que la membrana estaba rota y que para repararlo necesitaban elementos que no tenían. Entonces, la solución provisoria fue poner un plástico enorme en el techo por el pronóstico de mal tiempo para el fin de semana. “Eso fue peor”, relata una de las trabajadoras.

Ante la ausencia del director, los trabajadores y las trabajadores se hicieron cargo de los arreglos

“Agua para el futuro”. Así se llamó el Congreso Internacional que se celebró por segunda vez en Mendoza y del que participó Emilio Perina, Director del Archivo General de la Nación (AGN) desde 2016. El dato llamó la atención porque el Congreso terminó el 11 de marzo, es decir, un día antes de la inundación en el AGN. Además, el director ya estaba allí mientras el archivo había tenido la filtración del 8 de marzo.

En esa visita dio una entrevista a MDZ online en la que habló de cómo la cultura archivística argentina debería recuperarse en todos los niveles estatales, hizo metáforas futbolísticas y le dio al archivo el lugar del cinco de un equipo de fútbol: “El que está en el centro de la cancha y reparte todo el juego. Sobre el cimiento del archivo se debería construir el edificio de la sociedad del conocimiento, porque cuando está estructurado de una manera moderna y eficiente, presta mucho servicio a la revitalización de las organizaciones”.

—De las 5 veces que Perina vino a las oficinas del cuarto piso, que están frente al río, lo único que dijo fue: “Qué linda vista que tienen ustedes”. Para nosotros esto que está pasando es una combinación de inoperancia y de ideología. No saben gestionar pero tampoco les interesa —cuenta un trabajador del AGN.

Otro comenta:

—En este depósito se conservan, entre otras cosas, los decretos presidenciales de la dictadura, en los que se ordenaba detener a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Esos documentos son muy solicitados por los que fueron damnificados, porque vienen a buscarlos para tramitar las pensiones de las leyes reparatorias, pero también para enterarse de quiénes son.

En ese salón en forma de “L”, con dos entradas y gente trabajando en la limpieza y restauración de protocolos notariales, se guardan los siguientes documentos: la serie de Decretos del Poder Ejecutivo Nacional desde 1947 a 2014; el fondo Escribanías de Registro, que reúne los protocolos notariales de la ciudad de Buenos Aires del siglo XVIII y XIX; el fondo Registro de la Propiedad Inmueble de la Capital; el fondo Juzgado del Crimen de Primera Instancia de Capital, del siglo XIX y principios del XX; el fondo Censo y Económico Social de 1895; el fondo Órdenes del Día de la Policía de la Capital y Decretos del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública.

—El valor que tiene la documentación que nosotros protegemos radica en que es parte de nosotros como sociedad, como país, como continente. No cuidamos la documentación por mera melancolía historiográfica. No estamos limpiando un decreto sólo porque tiene la firma de Perón, de Videla, de Illia o de quién sea. Lo limpiamos y lo cuidamos porque ese decreto tiene información que le cambia la vida a la sociedad, ya sea el pase a detención y disposición del poder Ejecutivo a algún ciudadano, ya sea la venta de una empresa pública, ya sea la reglamentación de una ley —explica una empleada.

En el AGN están trabajando con insumos mínimos. A modo de ejemplo: no pudieron facilitarles trapos de limpieza ni alcohol porque no hay caja chica.“Las unidades de conservación, a pesar de esto, funcionaron bastante bien porque impermeabilizaron la documentación -agrega la empleada-. El problema es que como se mojó tanta cantidad, tuvimos que cambiarlas, lo que supone un gasto de guita adicional. De cualquier forma, el archivo había comprado hace algunos años una partida importante de cajas, así que en ese sentido no tuvimos que esperar a que nos las compren”.

Esta crónica no tiene nombres propios de los trabajadores y las trabajadoras porque la situación es compleja. A raíz del comunicado de ATE, decidieron organizarse y dar explicaciones colectivas a modo de evitar inconvenientes en sus lugares de trabajo.

El director Perina, si bien reconoció las dificultades que atraviesa el repositorio, expresó que notaba “una exageración de parte de los trabajadores por dañar la imagen del archivo”. A los pocos días, Rogelio Frigerio, desde el Ministerio de Interior, anunció el avance en la construcción de una nueva sede del archivo, en Parque Patricios.

—Los archivos tienen una triple función social: memoria institucional, garantía de derechos y ser fuentes para la construcción de un discurso historiográfico —aclara un trabajador—. En este sentido, el acervo documental del AGN es muy importante porque resguarda la documentación de las instituciones desde la época colonial hasta la primera mitad del siglo XX, la historia de nuestra nación que no se reduce sólo a Argentina. Es una nación latinoamericana. Acá viene gente de Chile, de Bolivia, de Uruguay, de Brasil, de Paraguay, de España, de México, buscan respuestas acerca de sus países y nuestro archivo las tiene.