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Violencia institucional

Ariel Cannizzo: un luminoso día de justicia

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La justicia condenó a perpetua a cuatro policías de Berisso que golpearon salvajemente y mataron al joven Ariel Cannizzo, de 33 años, en 2011. La causa estuvo a punto de ser archivada, pero la lucha de los familiares y de la Asociación Miguel Bru lograron enviarla a juicio bajo la figura de homicidio calificado. «Estamos sorprendidos, no creíamos en la justicia. Estoy emocionada, el corazón me estalla», dijo Mónica Yllescas, la mamá de la víctima, minutos después del veredicto. 

Mónica, la mamá de Ariel, se abraza a sus familiares tras la sentencia


Por: Redacción Perycia
Fotos: Matías Adhemar
Publicada: 1/05/19

Había pasado el mediodía del martes 30 de abril y en los pasillos de los tribunales platenses los familiares de Ariel Cannizzo esperaban la sentencia. No se habían hecho ilusiones: el pronóstico era desalentador. Sin embargo, cuando la secretaria del Tribunal en lo Criminal (TOC 1) convocó a la lectura del veredicto en una pequeña oficina, y minutos después comenzó con la exposición, el semblante de Mónica Yllescas, mamá de Ariel, tomó otro color.

-Tengo una gran alegría, se hizo justicia por mi hijo. Vivimos muchos años de dolor. Pero estoy emocionada, el corazón me estalla, Ariel va a descansar en paz -dijo Mónica, apenas salió hacia el pasillo y se abrazó con sus parientes. Poco después, abandonaban el tribunal: el trámite había sido tan breve como contundente.

Fueron ocho años de búsqueda de justicia. Pero la espera, esta vez, no fue en vano.

El ex capitán Ricardo de La Canal, los tenientes Roberto Percuoco y Ernesto Conti y el oficial principal José Antonio Cácere, fueron condenados por el homicidio de Ariel Cannizzo, un joven de 33 años que el 21 de octubre de 2011 fue secuestrado de su casa por los cuatro efectivos –en un procedimiento irregular y sin mediar orden de captura – y sometido a una brutal golpiza. Como resultado de esos golpes murió luego, cuando estaba detenido en la Comisaría Cuarta.

La abogada Verónica Bogliano y Mónica Yllescas, en la tensa espera

-Las pruebas estaban en contra de ellos, pero no teníamos expectativa. Gracias a la Asociación Bru y a los abogados que nunca nos abandonaron. Y a los testigos que fueron valientes -subrayó Mónica Yllescas, enjugando su rostro de lágrimas.

La referencia a los testimonios no es casual. Desde el comienzo del juicio, testigos habían reconocido que fueron amenazados por los compañeros de fuerza de los imputados o sufrieron represalias por sus declaraciones. Sin ir más lejos, tras la primera audiencia, la madre de Ariel afirmó que policías de la Comisaría 3ª le apuntaron con un arma a su nieto, mientras jugaba en la esquina de su casa. Un día después de ese testimonio, efectivos de la misma dependencia allanaron la casa de la hermana de Ariel por una denuncia radicada por otro policía.

Uno de los policías condenados a perpetua, tras escuchar el veredicto

El hostigamiento de la fuerza había sido acompañado por el letargo de la investigación judicial. «Esta causa estuvo en manos del fiscal Marcelo Romero y estuvo a punto de ser archivada. No es fácil sentar a policías en el banquillo y fue un logro de la lucha encabezada por su mamá. Estamos contentos. Sufrimos aprietes de la fuerza durante las audiencias, pero no es nada nuevo, son prácticas amenazantes de los policías y forman parte de un espíritu corporativo que busca garantizar la impunidad», dijo Rosa Bru, que estuvo presente en el veredicto y acompañó a la familia Cannizzo desde que la Asociación Miguel Bru (AMB) aceptó ser querellante.

“Desde 2011 venimos peleando contra el encubrimiento y la impunidad, para que la causa no sea cerrada», dijo Rosa Bru

Ariel Cannizzo estaba en la mira de la fuerza: lo habían marcado hacía tiempo.

En el juicio quedó demostrado que el 21 de octubre de 2011 policías de la Comisaría 3ª de Berisso entraron a su casa mientras perseguían a un adolescente de 14 años. Ariel ya había tenido problemas con los efectivos de esa misma dependencia. Además, había estado cuatro años preso por una causa armada y, en ese momento, tenía otra causa abierta por resistencia a la autoridad.

La querella comprobó, con una importante carga probatoria -ratificada por los jueces del tribunal- el momento de la captura: fue en un procedimiento irregular, sin orden de captura, que los agentes se lo llevaron detenido. Y antes lo golpearon brutalmente y revolvieron toda la casa. Los vecinos dijeron que a Ariel lo sacaron a la rastra, casi inconsciente. Pocas horas después, en la madrugada del 22, Ariel murió en un calabozo de la comisaría 4ª de Berisso.

En sus alegatos, el fiscal Martín Chioriazzi y la abogada Verónica Bogliano -junto a su compañero de la AMB en la defensa, Juan Manuel Morente-, explicaron cómo Cannizzo murió por una lesión en la parte inferior de la laringe, por la cual sufrió varias horas una asfixia lenta que culminó como “síndrome asfíctico sub agudo”.

Bogliano acreditó por el relato de dos testigos, uno de ellos el hermano de Ariel, que los cuatro imputados ingresaron a la casa de la víctima y lo golpearon brutalmente mientras estaba en un estado de total indefensión. Además, destacó que de la autopsia se desprende que no hay evidencia física de que haya opuesto resistencia, sino todo lo contrario: la existencia de sangrado en la zona interna del abdomen, acreditando la salvaje golpiza.

El momento que trasladan a otro de los policías condenados hacia el móvil de la fuerza

El caso llegó a juicio caratulado como “apremios ilegales», algo que, según la AMB, «es una vieja y conocida estrategia del Poder Judicial para garantizar la impunidad de los casos de gatillo fácil». Pero el fiscal y la querella pidieron la ampliación de la acusación a homicidio calificado, logrando el cambio antes del comienzo de las audiencias.

“Desde 2011 venimos peleando contra el encubrimiento y la impunidad, para que la causa no sea cerrada y se investigue que pasó, al igual que en el caso de Miguel y tantos otros de violencia institucional. La verdad no teníamos ilusión con la sentencia porque el contexto actual es muy complicado, tenemos al presidente y a la ministra Bullrich que avalan la mano dura y felicitan a los policías que matan. Pero estamos felices y sorprendidos porque la familia va a reparar la pérdida inmensa que ocasionó este hecho aberrante de brutalidad policial”, concluyó Rosa Bru, en el cierre de la audiencia por el veredicto.

La lectura de la sentencia se realizó en una pequeña oficina del tribunal