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Arte y JusticiaGéneros

Primera persona

“Diario de una marica mala”

¿Cómo «encajar» en una sociedad normada como la nuestra, sin ser hombre, mujer, gay ni trans? Ulises Rojas, periodista y colaborador de Perycia, acaba de publicar su Diario de una marica mala, un relato fresco «contando su vida y la de su círculo en primera persona». Una denuncia contra el sistema patriarcal que es, al mismo tiempo, una crítica a la misma disidencia sexual y de género.

Por: Romina Lambert
Foto: Matías Adhemar
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10/10/2019

«Pienso: escribo sobre mi vida y es la vida de una mostra. La vida de una mostra en un año intenso. Después pienso: puede que todos mis años sean intensos. Por último: mi vida es intensa. 

Pero es mi vida, por la que luché con uñas y dientes, la que construí. No soy unx periodista escribiendo de o sobre. No soy un hombre escribiendo sobre una marica. Sobre ´lo otro extraño´.

´Admiremos la vida del puto con sus cosas raras y fetiches´. No soy una persona cis heterosexual describiendo un mundo ajeno y cool como galería de arte o feria de fin de semana. Soy la marica mala contando su vida y la de su círculo en primera persona”.

Éste podría ser el fragmento de la novela que mejor sintetice el espíritu de la obra de Ulises Rojas, que desde ahora lo nombraremos como él se dice llamar: Odiseo Rojo (OR). El libro “Diario de una marica mala” es una novela testimonial que narra las peripecias de ser una persona disidente viviendo en la heteronorma. Es contar en primera persona las historias del colectivo LGTB, es una denuncia contra el sistema patriarcal y, a su vez, también es una crítica a la misma disidencia sexual y de género.

Desde que tuvo memoria, Odiseo Rojo supo que era distinto. Pero tuvo que empezar a negarlo y a guardárselo cada vez más adentro, en la medida que sufría la discriminación o sentía la violencia. Nunca se sintió varón pero tampoco quería ser mujer ni trans. Quería ser como sentía ser, pero eso no estaba permitido. Entonces simplemente fingía ser varón.

 —Mi problema ha sido siempre el de no encajar —le cuenta a Perycia con un tono de voz jocosamente serio, apartando por un segundo el mate de su boca—, no había etiqueta para mí, no había un lugar, un extremo en el que cuadrara. Marica fue lo más parecido. Detestaba siempre la palabra “gay”, olfateaba ese colonialismo, esa industria de la masculinidad en forma de adonis griego que me reventaba.

La novela construye en su trama la identidad marica como un anclaje político, una cuestión propia de Latinoamérica, retomando la matriz transfeminista heredada de las locas con plumas que eran discriminadas por ser como querían, por vestirse como querían, por hablar como querían. Odiseo Rojo las define con la frase prestada de una amiga: por “hacer pleno derecho de su derecho de ser mujer”.

OR dice que maduró este libro por cinco años hasta que logró encontrarle una linealidad de principio a fin. Al comienzo lo pensó como una novela on line, pero lo descartó. En su libro, impreso en color rosa y que ahora sostiene en sus manos, confluyen de una forma cautivante el uso del lenguaje coloquial de las maricas, las trabas, la comunidad a la que pertenece.

 —Viene Xiomara a casa. Nos ponemos a perrear en las historias de instagram y planear una figura de apertura con un tema de Tomasa del Real, así bien latino como ella, tan candente, tan fuega. Xiomara tiene esa cosa que te impulsa a soltarte y es además la persona que me agita a todas mis locuras, que le pone el cuerpo conmigo.

 Xiomara y Odiseo Rojo transitan la ansiedad previa a una nueva edición de Marica Mala Party, que en esa oportunidad llamaron “MANSIÓN TRAVESTI”. Se suma Gloria a la juntada y le proponen que se disfrace de mariquita para que baile junto a ellas en la apertura del show. Chocha con el ofrecimiento de Xio y de OR, Gloria acepta: “Soy género fluido, por ahora, así que puedo”.

Odiseo Rojo dice estar cansado de encontrarse en las redes sociales con imposiciones, con abanderados y abanderadas de cómo vivir los vínculos, con esa cosa de la norma disfrazada de cordero. “Diario de una marica mala” abre la puerta para muchos debates, pero uno de los que aborda sin vacilaciones es el del amor como forma política y el del replanteo de los vínculos sexo afectivos. La deconstrucción del amor, del amor romántico y de todos los tipos de vínculos.

Esos vínculos que se dan dentro del colectivo disidente suelen convertirse en carne de cañón para los varones homolesbotransodiantes. En la capital de la provincia de Buenos Aires hay violencia concreta y en la novela, el caso puntual de la artista Petra Diphusa lo grafica a la perfección: Petra caminaba una tarde por el centro de La Plata cuando recibió un piedrazo que le abrió la cara. Llamativamente, las cámaras de seguridad dispuestas en la ciudad de las diagonales no llegaron a registrar el ataque. Nadie proporcionó una imagen con el rostro del agresor y el hecho quedó impune.

Petra puede contar su historia porque el golpe no la mató. ¿Pero qué hubiera pasado si el final hubiese sido otro? Desde el 1 de enero hasta el 30 de septiembre de 2019 se contabilizaron 203 femicidios en todo el territorio argentino, según el relevamiento del movimiento feminista Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana). Desglosando estos números se llega a conocer que del total de femicidios 175 responden a mujeres, 10 vinculados a niñas/mujeres, 14 vinculados a niños/varones y también 4 casos de travesticidios. En la última década suman más de 3 mil las mujeres, niñas, travestis y trans asesinadas.

El fin de semana, La Plata estará colmada por cientos de miles de mujeres, lesbianas, trans, travestis, bisexuales y no binaries de todo el país y de otras naciones del mundo que participarán del 34° Encuentro Plurinacional. En estos tres días los debates, las charlas y los talleres discurrirán por diferentes temáticas, y uno de los ejes principales será el de las “violencias”: mujeres, disidencias y violencias y maltratos; Violencia, abuso y acoso sexual; Femicidios y Feminicidios; Travesticidios y Transfemicidios; Violencias entre lesbianas, translesbianas, travestis, mujeres trans y no binaries; entre otros.

El contexto que atraviesa el colectivo de la disidencia sexual, y la forma en que se ha ido incrementando la crudeza y la exclusión hacia el colectivo LGTB a medida que la derecha fue ganando poder en toda Latinoamérica y el mundo, se ve en la novela claramente a través de la historia de la Ru.

 —La Ru es tan pobre que ni tiene para comprar droga. ¡Mirá si va a vender! Tafirol es lo único que tiene.

La Ru estuvo encarcelada casi un año por ser travesti, pobre y trabajadora sexual. Primero la tuvieron dos meses en una comisaría sin trasladarla a una cárcel. Después estuvo encerrada en una pieza donde el sol no asomaba jamás. Durante su permanencia en la comisaría, donde no había juicio ni traslado, Odiseo Rojo y Thalia T visitaban a la Ru y le llevaban las cosas que necesitaba. Gracias a la complicidad que entablaron con las mujeres policías de la dependencia pudieron establecer un diálogo vía cartas.

 —Hola Ru: te cuento que estuve de viaje, por eso no venía a verte, pero siempre estás presente en mí y no te voy a dejar en banda, amiga. Quiero que (dentro de todo lo malo que estás pasando) estés bien y positiva, estoy segura de que todo va a salir bien…

 A los pocos minutos vuelve el mismo papel escrito en su reverso con la respuesta de la Ru.

 —Hola mi vida: ¿cómo estás? Que suerte que viniste, ¡te amo amiga! Sé que tenés tu vida también, estoy muy bajón, lloro, esto no se termina más…

“Las travestis se mueren por tu culpa”, dispara Odiseo Rojo haciendo alusión a la frase que utilizan les activistas de la disidencia en La Plata. Para OR es una forma de interpelar a la sociedad que no genera conciencia ni se da cuenta que el silencio, la indiferencia y el quedarse quieto, es también una forma de llevarlas al olvido. Porque el abandono o la negligencia del Estado también es asesinato.

*“Diario de una marica mala” se consigue en La Plata en las librerías Malisia, Atenea, Rayuela y La Campana. También podés pedirlo en la cuenta de instagram @odiseorojo