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Una mujer asesinada cada día y el femicida está en casa

Mientras La Plata se preparara para un histórico Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias, dos observatorios nacionales dieron a conocer las cifras alarmantes de una realidad que, lejos de atenuarse, sigue creciendo. Una mujer es asesinada cada 26 o 32 horas, según las estadísticas. Piden la emergencia nacional y denuncian la falta de políticas públicas. En su mayoría, el femicida es un hombre del círculo íntimo.

Por: Redacción Perycia
Foto: Observatorio "Ahora Que Sí Nos Ven" y Observatorio Mumalá
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02/10/2019

La huella de los números no suele reflejar, en la fría estadística, la dramática realidad de cada historia. Pero, en tal caso, lo que anuncia a viva voz es algo urgente, insoslayable: la violencia contra las mujeres no cesa. Y no sólo que no cesa sino que se sostiene y hasta crece en todos los ámbitos, siendo el privado uno de los más horroríficos: en su mayoría, el femicida es un hombre del círculo íntimo.

Las cifras actualizadas, a las que accedió Perycia, corresponden a un análisis elaborado a partir del seguimiento de medios gráficos y digitales de todo el país. A partir de ese trabajo, el Observatorio de Violencia de Género «Ahora que Sí Nos Ven» determinó dos datos concluyentes: se comete un femicidio cada 26 horas y durante septiembre hubo 27 casos.

Para dicho Observatorio, el 84% de los casos corresponde a femicidios ocurridos dentro del círculo íntimo de la víctima y, además, en lo que va del año hubo 250 femicidios y 168 niñes perdieron a sus madres.

En ese sentido, la presidenta del Observatorio, Raquel Vivanco, dijo: “La desidia estatal tiene cara de mujer. Durante el mes de septiembre hubieron 27 femicidios. Esta cifra no sólo es alarmante por el incremento de la violencia machista, sino que también visibiliza la falta de voluntad política de erradicar la violencia de género».

Y agregó: «Muchos de estos casos tenían denuncias previas, poniendo en evidencia la desidia del Gobierno de Macri respecto a la protección de las mujeres y disidencias que sufren situaciones de violencia. En su mayoría, el femicida es un hombre del círculo íntimo. Es imprescindible que el Estado intervenga en el ámbito privado y asegure una vida libre de violencias para todas”.

Por su parte, el Observatorio Mumalá (Mujeres de la Matria Latinoamericana) comunicó que desde enero a septiembre de este año hubo 203 femicidios, 35 muertes en proceso de investigación (esperando autopsia y peritajes) y un femicidio cada 32 horas como consecuencia de la violencia machista.

En datos que se desprenden de su Registro Nacional de Femicidios, denunciaron que el 40% de los femicidios fue cometido por la pareja de la víctima y el 16% realizados por hombres conocidos del círculo íntimo de la víctima.

En cuanto a las formas en que las mujeres fueron asesinadas, el 30% se realizó con arma blanca y el 17% de las mujeres víctimas fueron asesinadas a golpes. Lo que indica, según las estadísticas, una brutalidad a ras del piso en el ejercicio de la violencia.

A su vez, el Observatorio Mumalá subrayó que los domicilios particulares siguen siendo los lugares más inseguros: el 45% de los femicidios fueron en la vivienda de la víctima y en el 36% de los casos víctima y victimario convivían.

Además, 175 niños, niñas y adolescentes se quedaron sin madre, el 17% de las mujeres víctimas de femicidio había denunciado a su agresor previamente y .el 21% de los agresores se suicidó después de cometer el femicidio.

En diálogo con Perycia, Analía Kelly, del Observatorio Mumalá, hizo una lectura de las estadísticas, remarcando la ausencia del Estado en la implementación de políticas públicas. «Es alarmante, la violencia no decrece, se mantiene y hasta aumenta. Pedimos la declaración de la emergencia pública y que se cumplan leyes que tenemos, como la ley Micaela y la Educación Sexual Integral (ESI), que el Estado no está implementado como debería. Hemos ganado la calle y la opinión pública, pero aún nos falta ganar espacio en la política. Y mientras tanto la violencia machista se manifiesta de forma extrema en los cuerpos de las mujeres».